29 de abril de 2015

Sócrates Ramírez: "La Graciosa podría ser la primera isla inteligente"

Socrates Ramírez, en el Polígono Industrial de Arinaga
Miércoles, 29 de abril.

El joven Sócrates Ulises Ramírez Viera, natural del Cruce de Arinaga, terminó el pasado mes de febrero el proyecto de fin de carrera titulado “Estudio de Potencialidad de una Isla Inteligente (Smart Island) en la Isla de La Graciosa”, cuyas piezas claves pasarían por el uso de las energías renovables, vehículos eléctricos, almacenamiento energético y contadores inteligentes.
A este respecto, en una entrevista publicada en el periódico La Provincia, Sócrates señala que “el proyecto de La Graciosa no es idea mía. Con las asignaturas aprobadas y los créditos de libre configuración terminados, llegué al profesor y Director de la Cátedra Endesa Red de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Miguel Martínez, pidiéndole hacer algo nuevo, un proyecto fuera de lo común, que fuera original e innovador.  A los dos días, añade, me pide que me documente sobre las ciudades inteligentes. Leí sobre los proyectos de Endesa en Málaga y en Barcelona y acepté realizarlo sobre La Graciosa, que no se había hecho antes. Los apoyos de Martínez, de mi otro tutor, Daniel Fresco, y de Endesa, que me dio todo tipo de facilidades, incluidas la realización de prácticas de empresa, han sido determinantes”.
Sócrates Ramíres es el mayor de dos hermandos y asegura que sus lugares preferidos son el sur de la isla y la Playa de Las Canteras. Su principal afición es la música y empezó con clases de folclore en la Casa de la Cultura del Cruce de Arinaga con sólo siete años, pero desde los quince se ha orientado al rock alternativo como guitarrista. Aparcó su grupo, GreenKover, desde que en 2013 viajó a Iasi (Rumanía) con una beca Erasmus. “Echo de menos la música” y se muestra contundente: “Volveré”.
Para desarrollar el proyecto de fin de carrera, y a través de la Cátedra Endesa Red de la ULPGC, el joven agüimense viajó a La Graciosa para conocer el lugar acompañado del técnico de Endesa en la isla, Luis Romero, y se sorprendió que el segundo núcleo de casas de la isla, Pedro Barba, no tuviera conexión a la red, sino grupos electrógenos y paneles solares en los tejados de las viviendas.
“Sin saber nada de las medidas protectoras de la isla, me la imaginé como el lugar idóneo para instalar aerogeneradores. Mi idea principal era que la isla fuese autosuficiente y que se pudiese transformar en una isla inteligente colocando sistemas de control e información para que, con las nuevas tecnologías, se pudiera dar una mejor calidad de vida a los consumidores y, sobre todo, algo que me parece fundamental en una isla inteligente, garantizar el concepto cero emisiones desde el punto de vista medioambiental”, declara.
En La Graciosa no hay sistemas de generación y recibe la electricidad por un cable submarino conectado a Lanzarote, por lo que existen grupos electrógenos para solventar cualquier eventualidad, y Sócrates Ramírez apuesta por las energías renovables, que pasarían a ser el principal generador de energía eléctrica y que dejaría el cable submarino como suministrador complementario y de reserva.  “Lo ideal sería que todo pudiera funcional con energías renovables, pero no es posible debido a la falta de superficie para instalar los equipos de generación de energías renovables por las medidas protectoras medioambientales que rigen en la isla. Sólo se permiten, indica, instalar los equipos en el interior del núcleo poblacional de Caleta de Sebo, que es reducidísimo. También pensaba colocarlo en el interior de Pedro Barba, pero ahí sólo pueden hacerse reparaciones de lo que existe y no hay posibilidad de nuevas instalaciones”.
Para solventar estos inconvenientes, Ramírez explica que “para la parte fotovoltaica proyecté un parque de 200 kilovatios en Caleta de Sebo y uno de 50 kilovatios en Pedro Barba, donde había antiguamente un parque, hoy en desuso, y confío en que esto no contravenga las medidas protectoras, sino que se pueda considerar como una reparación de lo existente”. Asimismo, continúa, “se prevé el uso de distintas azoteas en Caleta de Sebo  en edificios de uso singular como los de correos, la cofradía y el colegio, que tienen una gran superficie, para que no interfieran con las privadas, y está prevista una estación de recarga para vehículos eléctricos en lugares con la misma filosofía de que no moleste a ningún vecino-a de la isla”. Estos paneles sumarían un total de 69 kilovatios pico, que no es lo ideal, sino el tope al que se puede llegar según las estimaciones del joven del Cruce de Arinaga. “Sólo se podría aumentar la generación fotovoltaica usando las viviendas privadas, pero eso no lo tuve en cuenta al pensar que no era viable”.
Como no se pueden instalar aerogeneradores de eje horizontal (los que todo el mundo conoce), Sócrates Ramírez se dirigió al Ayuntamiento de Teguise, del que depende La Graciosa, preguntando por la posibilidad de instalar aerogeneradores de eje vertical, totalmente distintos, de bastante menor potencia y de dimensiones más pequeñas. “La respuesta no fue desfavorable”, reconoce. “De hecho, lo estaban estudiando y eso me sirvió para abrir una puerta a la esperanza”, reconoce el joven.
El proyecto se compone también de vehículos eléctricos, que sustituirían a los actuales y deberían ser de chasis de aluminio por la alta corrosión existente en la isla, por el viento y por la proximidad del mar. Además se promovería la integración de las bicicletas eléctricas, recargables en cualquier toma de corriente doméstica, y la instalación de una estación de recarga para los coches eléctricos.
También se plantean luminarias públicas autosuficientes, de las que algunas estarían encendidas en horario nocturno de continuo y otras. mediante sensores,  sólo se activarían cuando se detecte la presencia de alguien.
Sócrates Ramírez también explica que su proyecto contaría con cámaras de vigilancia y contadores inteligentes, “que minimizarían los problemas que pudieran plantearse” y añade que “la isla podría funcionar sólo con energías renovables cuando las condiciones meteorológicas lo permitan. Si esto no fuera así, y se diera, además, el caso que el cable submarino conectado a Lanzarote tampoco funcionase, a través de estos contadores inteligentes, el sistema, por orden desde el centro de control, podría reducir el consumo de los clientes hasta una potencia que permitiera igualar la demanda a la generación existente. Como es lógico, recalca, esta reducción de potencia es una condición que aparecería en los contratos”.
En el proyecto, según declara Ramírez, “se ha estudiado la posibilidad potencialidad de transformar La Graciosa en una isla inteligente en el 2025. Mis datos, supuestos con cierta lógica, los he realizado en relación al aumento de la población nativa y turista y por la posible instalación de industrias en la isla. Ahora bien, su materialización dependerá de la valoración de los organismos competentes y, especialmente, de la capacidad para financiarlo”, aunque el estudio de costes y de viabilidad económica formaría parte de un nuevo proyecto.
A la pregunta de si el proyecto podría llegar a ser factible, Sócrates Ramírez asegura que “llegar a  ser una isla que pueda denominarse inteligente es un beneficie potencial enorme para la isla y sus habitantes. Piense solamente en el valor promocional que esto tendría para Canarias y, en particular, para La Graciosa”, sentencia.