22 de marzo de 2012

Fernando Savater: "Cuando el papá quiere ser amigo del hijo, convierte al maestro en domador"

Jueves, 22 de marzo.

La Provincia
"Hoy los niños llegan al colegio asilvestrados porque los padres quieren ser amigos de sus hijos y eso convierte al maestro en domador, pero ni el papel del maestro es el de domador, ni el del papá es el de amigo".
Así definía ayer el filósofo vasco, Fernando Savater, el papel que debe jugar la familia en la educación de los menores, en el marco de las X Jornadas Municipales Familia y Comunidad organizadas por el Ayuntamiento de la Villa de Agüimes bajo el lema "Educando la mirada".
Savater, que impartió ayer la conferencia "Persona y Sociedad en la Familia", aseguró que el rol que la familia debe tener en la educación debe distinguirse, y a la vez complementarse, con el papel de la sociedad. "No pueden ser papeles opuestos, ni enemigos unos de otros, sino complementarios, porque tampoco la sociedad puede ceder la transmisión de valores a la familia. La familia puede ser mejor o peor, pero en cualquier caso la educación no es solo familiar sino social. No educamos para vivir en familia, sino para vivir en sociedad".
El catedrático de Filosofía y de Ética mencionó como ejemplo de conflicto entre padres y escuela la "fricción artificial" que ha generado la asignatura Educación para la Ciudadanía. "Es una asignatura de una sensatez absoluta, pero que por presiones, sobre todo clericales, se ha convertido en una especie de enemiga pública. Esta polémica revela hasta qué punto la gente no sabe distinguir y hay intereses espurios que quieren enturbiar esa relación entre lo que la familia debe hacer y lo que le corresponde a la sociedad".
Fernando Savater atribuyó a la familia el poder de la "identificación afectiva" para educar, un rol que, a su juicio, es tan importante como aleatorio. "La sociedad no puede garantizar que todo el mundo tenga una familia adecuada, quienes hemos tenido la suerte de tenerla es una bendición, pero otros no la han tenido. En cualquier caso, lo importante es que el niño tenga unos adultos con los cuales establecer una vinculación afectiva positiva".
Por otra parte, delegó en la sociedad el deber de garantizar que el niño sea educado socialmente, "porque la familia puede transmitir valores familiares, pero quizás no transmita los valores sociales que interesa a la sociedad. Te puede tocar una familia estupenda o, como ocurre en mi tierra, una familia que enseña a los niños que deben matar guardias civiles. No se puede dejar esos valores sociales en manos de la familia", subrayó.
Para Savater, la autoridad es fundamental en la educación, y mientras la sociedad debe ejercer una autoridad institucional, a la familia le corresponde la afectiva. "El niño se va a identificar con la persona que quiere y con la que convive. Su autoridad no va a ser tanto institucional como sentimental, es el caldo de cultivo con el que el niño está creciendo, está obteniendo lo que le gusta, alegrías, cariño? Eso tiene que aprovecharlo la familia para transmitir conocimientos, valores y, sobre todo, la formación de un carácter que luego capacite para otros estudios más regulares".
Esta misión de la familia la calificó el filósofo como "socialización primaria", cuya función consiste en que abordar las primeras etapas del menor para que aprenda a dar los pasos hacia la socialización. "Que no muerda, no pegue a los más pequeños, escuche a sus mayores... y así, los niños no lleguen al colegio asilvestrados, y el maestro tenga que ser a la vez maestro y domador, para evitarlo está la familia".
Finalmente, Savater defendió la función socializadora de la escuela, no sólo como centro de transmisión de conocimientos sino de pautas de convivencia. "Las aulas son más importantes que cualquier cosa que se enseña dentro de ellas, el estar en el aula con las demás. Es absurdo cuando alguien dice que da lo mismo educar en casa; revela hasta qué punto no se comprende la función socializadora de la educación. Si tenemos que vivir con todos, hay que educarnos con todos", concluyó.